Desde que se aprobara la Agenda 2030 y sus 17 ODS, España ha asumido un papel clave en la planificación, ejecución y seguimiento de las metas a alcanzar, incorporándolas de forma transversal en sus políticas públicas.
Entre las múltiples iniciativas desplegadas, destacan dos proyectos que ejemplifican el compromiso de la Administración General del Estado con los ODS:
1.- Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia.
Impulsado tras la pandemia, este Plan está alineado con varios ODS, especialmente el nº 9 (Industria, innovación e infraestructura) y el nº 13 (Acción por el clima). A través de este plan, se financian proyectos de digitalización de servicios públicos, movilidad sostenible y energías renovables. Un ejemplo es el impulso al autoconsumo eléctrico con placas solares en edificios públicos.
2.- Estrategia Estatal para la Igualdad de Género 2022-2025.
Relacionado con el ODS nº 5 (Igualdad de género), esta estrategia desarrolla políticas para reducir la brecha salarial, fomentar la corresponsabilidad en los cuidados y prevenir la violencia de género. Uno de los avances tangibles ha sido el fortalecimiento de los servicios de atención integral a las víctimas en colaboración con las CC.AA. y entidades locales.
Evaluación y reflexión.
A pesar de los esfuerzos y avances, los informes de seguimiento revelan que el cumplimiento de los ODS en España presenta claroscuros. Según el informe de 2023 del Alto Comisionado para la Agenda 2030, algunos indicadores como la reducción de la pobreza o el acceso a una vivienda digna muestran avances limitados o estancamientos.
Además, la falta de indicadores específicos en ciertas áreas, junto con la necesidad de mayor coordinación entre administraciones, ha sido señalada como una barrera para evaluar de forma clara el impacto real de las políticas públicas impulsadas.
Conclusión.
La AGE ha dado pasos importantes hacia la integración de los ODS en su funcionamiento, demostrando que el cambio hacia un desarrollo más sostenible es posible desde lo público. No obstante, el camino no está exento de desafíos: mejorar la evaluación, garantizar una financiación estable y fortalecer la participación ciudadana son tareas aún pendientes para lograr que los ODS no sean solo una hoja de ruta, sino una realidad transformadora.

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